miércoles, 13 de junio de 2012

¿SE PUEDE SABER SER MAESTRO ANTES DE SER MAESTRO?


Sí y no. Es decir, nosotros en este momento estamos recibiendo una formación universitaria teórica que sí creemos que es totalmente necesaria, pero aún así incompleta. En la Facultad, sólo se adquiere lo que se conoce como las “sombras de los conocimientos” (SCHWAB). Lo ideal sería, que se complementaran las clases teóricas con la asistencia práctica a los colegios, es decir, que se compaginaran, al menos dos días en semana, las clases en la facultad y las prácticas en los colegios.
De este modo, al finalizar la carrera, adquiriríamos conocimientos, práctica y sabríamos desenvolvernos en el aula.

Aunque debemos decir, que un maestro/a nunca termina de formarse ni practicar, ya que cada año se encuentran con un grupo de alumnos/as diferentes, donde tendrá que emplear otros métodos, forma de motivar, de captar su atención, etc, porque todo depende de esos niños/as.

1.      ¿Qué escuela queremos para la sociedad en la que vivimos?

Queremos una escuela pública, que sea para todos/as, es decir una escuela INCLUSIVA.
Actualmente, existen escuelas públicas y privadas. La Escuela “se supone” que es una institución socializadora cuya misión fundamental es preparar a niños/as y adolescentes para que aprendan a desenvolverse adecuadamente en la comunidad en que viven y se conviertan en ciudadanos y ciudadanas responsables. Pero, ¿es así realmente? Personalmente, creemos que eso no se cumple, ya que no todos los maestros/as inculcan esos valores. Es decir, se ciñen al libro de texto, utilizan las mismas programaciones, no realizan actividades didácticas que relacionen su vida cotidiana con la escolar. Con esto no queremos generalizar, pero es lo que hemos vivido hasta ahora, y pocos docentes son los que luchan por cambiar esto.

La escuela pública, a diferencia de la escuela privada, es inclusiva e integradora y compensadora de desigualdades. Visto así suena muy bonito, pero en la práctica, no todas las escuelas pueden abarcar este terreno, ya sea porque no tiene profesionales especializados, espacios o métodos adecuados.

Por otro lado, la escuela privada, segrega y selecciona a su alumnado. ¿La escuela pública también lo hace? Creemos que indirectamente, sí.
Muchos docentes son arbitrarios, ya que se dejan influir por las apariencias de los alumno/as, y por eso lo “califican de”. Esta es una manera de seleccionar al alumnado, y de eso dependerá muchas veces su continuidad en el sistema educativo.

Por todo ello, queremos que el sistema educativo cambie, y nuestro ideal de escuela sería el siguiente:

Una escuela para todos/as, inclusiva, con atención a la diversidad y a alumnos/as con N.E.E, con docentes preparados y con ganas de cambiar el actual sistema educativo y de innovar, en la que se utilicen recursos TIC, con metodologías más dinámicas con las que el alumnado se implique, y con espacios adecuados para todas las actividades que se lleven a cabo en el centro, se realicen adecuadamente.









2.      ¿Existe un método para pensar qué hacemos en clase la semana que viene?

Existe dependiendo de la metodología de cada maestro/a. Si se trata de un docente que utiliza el método tradicional (libro), sabrá perfectamente que actividad llevará a cabo y cómo lo hará.
Sin embargo, si hablamos de un docente que utiliza una metodología abierta y dinámica, donde el alumnado es el protagonista, y por lo tanto participa de forma activa y cooperativa, sabrá que materia se dará en cada sesión, pero no cómo se hará. En este caso lo que se toma muy en cuenta es que el tema a tratar les tiene que provocar interés, motivarles y servirle para que sepan desenvolverse en su vida diaria, aprendiendo a tomar sus propias decisiones.

  
3.      ¿Qué vale la pena enseñar en la escuela?

En la escuela vale la pena enseñar todo lo que sea útil para la formación personal y académica del alumnado.
Tal y como discutimos un día en clase, los niños/as aprenden más y mejor mediante la práctica (PBL). Por ejemplo, si se les plantea que organicen una excursión a Granada durante un fin de semana, trabajarán distintas competencias sin darse cuenta. Tendrán que calcular la distancia entre las dos ciudades, la historia y geografía de la ciudad (monumentos, calles, museos, etc), comparar precios, elegir hostal, calcular hora de salida y de llegada, etc. comunicarse y expresarse con otras personas.
En estos casos el profesor sólo actúa como mero supervisor, y en caso de duda ayudará a los alumnos/as a solventar los problemas que puedan surgir.


4.      Las competencias básicas, ¿son una ayuda o un estorbo?

Las competencias básicas nos sirven como ayuda ya que nos permiten saber los contenidos imprescindibles que se deben desarrollar durante la enseñanza obligatoria para lograr la realización personal, incorporarse a la vida adulta de forma eficaz y  desarrollar un aprendizaje permanente durante el resto de la vida.
Las competencias tienen la finalidad de integrar los distintos aprendizajes (formales y no formales) y nos permite poner en práctica los diferentes conocimientos en la vida  diaria.


5.      ¿En qué consiste crear buenas condiciones para que los alumnos aprendan?

Unos de los objetivos principales del profesor es poder crear un buen clima de trabajo en clase, este clima de trabajo debe de estar compuesto por una buena relación profesor-alumno basado en una comunicación fluida, donde el profesor escuche atentamente las peticiones del alumnado y en vez de ser la única fuente de información y conocimientos, debe de servir de guiador de su grupo resolviendo sus problemas.
La organización de las aulas también es un factor importante para la interacción de los alumnos,  una organización del aula donde se pueda trabajar en grupos, será mucho más fluida la comunicación entre ellos y para crear debates de clase.

6.      ¿Se puede medir el aprendizaje?

Sí se puede medir el aprendizaje previsto y medible, y no se puede medir el aprendizaje no medible.  
El primero es aquel que utilizando diferentes métodos podemos comprobar que el alumnado a adquirido conocimiento; mientras que con el segundo nos es imposible conocerlo ya que son conocimientos abstractos, que no pueden medirse mediante pruebas.

Un aprendizaje medible sería, por ejemplo, la lectoescritura y el cálculo matemático. Sin embargo, no se podría medir aquel que se capta mediante las clases prácticas (PBL), ya que los niños/as son los que buscan las respuestas a sus propias preguntas, por lo que tú sabes que ellos/as han aprendido dichos conocimientos, pero no sabes hasta que punto han profundizado en ellos.

Por otro lado, hay docentes que se empeñan en calificar estas actividades cuando realmente deben servir para el progreso y la evaluación del alumnado.






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